...no creía en lo que veía, y siempre sospechaba que en cada persona la vida auténtica, la más interesante, transcurría bajo el manto del misterio, como bajo el manto de la noche...

Antón Chéjov, La dama del perrito

lunes, 7 de enero de 2013

el coleccionista de locuras

(Fotografía de Herbert List)


Coleccionaba las locuras como quien colecciona cromos. Cuando alguien le inquiría por qué tal afán extravagante, él respondía: “Me hacen ver el mundo más auténtico”. Una vez le propusieron montar una exposición de locuras, para lo cual se interesaron sobre sus procedimientos. “Las meto a todas en tarros. Algunas son esencias exquisitas; otras, francamente nocivas”, se despachó a gusto. “También las pongo un tapón hermético, luego las etiqueto por fecha y por intensidad de sabor; porque las locuras saben, ¿no lo sabía usted? Algunas locuras saben tanto, es decir tienen tanto sabor, que llevan a probar más locuras”. Un periodista se interesó: “¿Acaso se conservan bien las locuras tratadas con ese exceso de celo?”. A lo que nuestro hombre respondió sin dudar: “No solo se preservan en su punto sino que a través de mi sistema se evita que haya una fuga indiscriminada y sin control de las locuras. Porque, ¿sabe usted?, algo muy particular y expuesto en las locuras es que se afinan entre sí y nunca se sabe si unas van a abrir otros tarros de locuras. O qué sueños, o qué deseos, o qué ansiedades”. 

Ya se sabe cómo es la prensa de aparente. Un reportero tiene que imponerse a otro con alguna nueva boutade. “¿Nos quiere decir usted que el riesgo de que las locuras no se circunscriban a sí mismas es latente y que en cualquier momento podemos sufrir las consecuencias de un contagio?”. El coleccionista y protector de especies de locuras se volvió airado hacia el plumilla. “¿Es que usted es nuevo? ¿No ha oído hablar de los desmanes que las locuras pueden provocar en el medio ambiente, de manera análoga a como lo hacen entre sí? Pues eso puede suceder porque se ha ejercido un maltrato sobre las locuras. Se las ha combatido como bestias de la peor condición, mientras la historia y las tierras de los hombres se llenaba de sangre causada por los cuerdos”. Se hizo un silencio desconcertante. Todos los asistentes a la presentación advirtieron cómo fluían a tropel los hematíes a su rostro y de qué modo se tensaban los músculos de su cuello esbelto. 

Otro periodista se atrevió a incidir más sobre el trabajo del hombre. “Algunos le acusan de que usted no es un simple coleccionista, sino que aprovecha su capacidad recolectora de locuras para entrar en el terreno de la manipulación. ¿Tiene que decir algo al respecto?”. Él se había enfriado. “¿Qué quiere que le diga? Me siento en el deber moral de intervenir. Muchas veces las locuras almacenadas se desvirtúan. Hay locuras que adquieren carta de solera, trocándose en reserva añeja, podríamos decir. Estas últimas son sumamente peligrosas. Hay que vigilarlas y administrarlas con prudencia puesto que pueden alterar algunas zonas del organismo, o varias extensiones de éste. Si yo u otros como yo no lo hiciéramos, ¿qué sería de todos ustedes?”. El organizador del acto quiso poner su granito de arena. “Maestro, ¿cree que hay alguna locura en peligro de extinción?”. Y el maestro: “Hasta el momento, y mire que hay miles especies que han desaparecido desde el Mesozoico o antes, y que muchas otras ahora mismo están en trance de hacerlo; pues bien, que se sepa, todas las locuras permanecen íntegras desde que se sabe de la relación de la historia y nacen otras nuevas que, muchas veces, no son sino pequeñas variantes de las eternamente conocidas”. 

El reportero descarado quiso volver a romper la baraja y realizó la pregunta del broche final. “¿Qué locura considera como la más peligrosa de todas? ¿La codicia, la soberbia, la mentira encubierta, el mando…?”.  “Sin dudarlo se lo digo -afirmó el coleccionista de locuras- y  no sé si es la más peligrosa por su intensidad o por su antigüedad: el amor”. “Usted está loco”, le increpó el otro. “No lo niego. Dispongo de la colección más completa de esa especie que pueda imaginar, señor mío.”



48 comentarios:

  1. Creo que el amor verdadero no la tiene, pero el enamoramiento es locura intensa.
    Excelente entrada

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy de acuerdo en lo del enamoramiento, pero el término objeto del coleccionista...la gente no se pone de acuerdo sobre su significado, ¿no? GRacias

      Eliminar
  2. El amor es loco...por algo las dopaminas y las feromonas...BUen cuento. Saludos. Carlos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por algo, obviamente. La naturaleza provee y no siempre prevé. Saludos.

      Eliminar
  3. Esa locura final no me la esperaba... me quedé pensando y creo que coincido con James.
    ¡Tu trabajo es cosa de "locos"! (Por las dudas, explico que en Argentina es una expresión muy positiva). La idea es de verdad original.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Conozco esa expresión tan argentina, también la usamos aquí, pero sin ese énfasis alegre que se imprime ahí. ("Vos sos un loco maravilloso", me suena)

      Eliminar
  4. ¡¡¡PUfff!!! Menudo texto y menuda conclusión...Realmente me inclino por un mundo de locos. Benditas locuras que permiten la libertad de ser y hacer. Triste tener que "encerrarlas" y "conservarlas" por el bien de la Humanidad.
    Creo, realmente, que el amor es la más bella y peligrosa locura. Como, creo, el mayor de los castigos no haberla padecido nunca.
    Comienzas con fuerza el año, felicidades y ánimo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El tema, o el objeto central del tema, el amor, da para una eternidad de textos. Siempre dichos, siempre repetidos, pero necesariamente cada cual precisa hacer sus comprobaciones. Sus locuras elevan y enfatizan a los individuos, pero ¿generando un mundo de ilusión, en el sentido de desfiguración? Pero son más preocupantes multitud de otras locuras que inmediatamente llevan a los individuos y a las sociedades a desfigurar las leyes de la sensatez y tomar vericuetos miserables y dañinos.

      Me gusta eso de la mayor de las locuras e sno haber padecido (hmm) el amor.

      Eliminar
  5. Una gran entrada. El amor es una locura sin lugar a dudas, basandonos que se fundamente en un imbalance químico. Sin embargo, siendo la locura el más antigua de todas las locuras, el hombre ha encontrado en ella todo el desarrollo de su historia. Impresionante entrada.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Será, Carlos, que todas las locuras van de la mano en la historia humana? La ambición, por ejemplo, es una de las que más han empujado a ciertos individuos (otra cosa es discernir si con resultado final constructivo o aniquilador) Gracias y saludos.

      Eliminar
  6. Si será locura el amor que cuando sale a la calle, le van protegiendo los antidisturbios. Así es de esquivo.
    Precioso texto. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ah, ¿necesita ser protegido por esa otra materia que citas, Amando? Gracias por parar aquí.

      Eliminar
  7. El amor como frutilla de un postre de locura...Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Simplemente genial, todos tenemos algo de loco y coleccionista.
    Repasemos...
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues claro. Un amigo mío dice que la mejor colección que tiene, de la que más orgulloso se siente es de coleccionar años. Y poder mostrarlos.

      Eliminar
  9. Muy bueno. Y si le falta alguna... le puedo ofrecer....unas cuantas.


    Bss

    ResponderEliminar
  10. Más que el amor es la locura del odio que genera, equiparable y tan intenso como el amor.
    El amor debe ser paz, si degenera en locura es porque está enfermo; si es posesivo es porque no es amor, es locura caníbal que destruye incluso a la propia locura.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amor y odio, amor y muerte, amor y ambición...Qué ejes hacen moverse a la humanidad. Ese párrafo de lo que designas está formidable. Habrá que hablar de los amores posesivos en otro momento. Un abrazo.

      Eliminar
  11. Magnifico texto, acabo de descubrirte y con tu permiso me quedo por aqui. Gracias por visitar mi blog. Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por supuesto, los descubrimientos en la red son siempre interesantes, quédate cuanto gustes. Gracias a ti.

      Eliminar
  12. Respuestas
    1. Vuelve cuando gustes, Hugo. Nutrámosnos de nuestras letras.

      Eliminar
  13. Si, el amor es una de nuestras mayores locuras, ya lo decía Platón, y la mas sublime también.....

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya te digo, los clásicos ya lo vieron todo claro, en esa y otras pasiones (o locuras) Besos.

      Eliminar
  14. beautiful blog kisses charles

    ResponderEliminar
  15. Buenas, Señora.
    Me quedo por acá. Porque por acá hay cosas. Muy interesantes.
    Beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siéntase, pues, a gusto por acá. Vuelva cuando guste, muchas gracias.

      Eliminar
  16. Concluyo : más vale locos de amor que locos de odio , como nos tienen a todos en estos tiempos o pretenden tenernos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me apunto y me adscribo a esa propuesta y participo de ella como un axioma. Cuánta razón tienes, Naniskru.

      Eliminar
  17. Pufffffffffffff, no hay duda y aunque me ponga halagadora en exceso, cada día escribes mejor.
    Justo cuando estaba llegando al final de tu texto he pensado, seguro que indica como mayor locura la capacidad de permanecer toda la vida cuerdo. Pero cuando has citado que la mayor locura es la posibilidad de amar a otro me has desarmado por completo.
    Un argumento tan brillante que no merece mas análisis.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vaya, seguro que hay tantas o mayores locuras como ésa, pero como decía nanis del anterior comentario si hubiera que elegir locuras que no nos ofrezcan ni maldades, ni odios, ni mediocridades que son manipuladas, ni codicias que llevan a desastres. Gracias por tu generosa opinión. Abrazo.

      Eliminar
  18. El amor…DUlce locura…estoy totalmente de acuerdo con el coleccionista… muy interesante la lectura Dame Blanche…me encantan tus relatos…regresaré pronto. Todos tenemos algo de locos, mucho más los poetas y los genios…a veces no sabemos de qué lado está la locura…
    si en los locos locos o... en los cuerdos cuerdos.
    abrazos efusivos y Feliz año 2013
    desde el Quebec

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tal vez la locura es una condición en la sombra de nuestras mentes. Frivolizamos con frecuencia sobre el término. Le concedemos un enfoque benévolo para expresar otras cosas: euforia, arrojo, estados de decisión inenarrables...La locura como mal...vade retro.

      Gracias por llegar desde el Quebec. Un abrazo.

      Eliminar
  19. Post muy bueno. Todos tenemos nuestras locuras y coincido con el coleccionista de locuras acerca del amor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso que dices, Sandler, me hace pensar que tras el coleccionismo de objetos hay toda una proyección de nuestros insaciables Yo que multiplican su rostro tomando otros.

      Eliminar
  20. No me gustaría encontrarme con esa caja de Pandora. Con lo curiosa que soy las consecuencias serían nefastas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay que arriesgarse, Francesca y además te haces apellidar Azar, así que ¿quién dijo miedo a Pandora?

      Eliminar
  21. "(...)En aquél momento supo podía hablar de amor, del auténtico y verdadero amor, aquél que no necesitaba encorsetarse entre un hombre y una mujer, sino que fluía libremente en cualquier cuerpo, puesto que el amor, nace y muere en el corazón(...)"

    Te dejo esta cita de mis letras...creo que conspiran bien con las que tú hoy muestras.

    Encantada de conocerte. Me quedo por aquí, aprendiendo de tí.

    Besos guapa!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bienvenidas las citas conspirativas. En los territorios de la expresión textual pueden producirse tantos encuentros como coincidencias. Unos textos estimulan y conducen a otros, no me cabe duda.

      Eliminar
  22. Siento cierto resquemor ante la cordura...es demasiado "modosita y compuesta" y no sabe que ha enloquecido queriendo tener el control.
    Te doy las gracias por haber pasado por mi choza poética. Estoy leyendo tus relatos. Andaré por aquí...
    Saludos!!
    ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todos tenemos resquemor ante la cordura, pero mucho más ante la locura, pues de alguna manera representa un fracaso de la primera, ¿no?

      Gracias por pasar, M.A.O.

      Eliminar
  23. Excelente este texto, me encantó!!! Comparto la opinión que hay que velar por las locuras, para que no se expandan, multipliquen, reproduzcan... Pero claro, hay locuras y locuras: probablemente el amor es aquella que más merece la pena probar...y quedarse en ella, por qué no? Abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, esa opinión parece que la compartimos muchos, pero es una locura que tiene también riesgos extraordinarios para la salud, ¿no?

      Eliminar