(Fotografía de William Klein)
Se lo dijo a bocajarro. “Explorar tu cuerpo es una aventura abierta”. Y desde el otro lado de la taza del café le llegó la respuesta: “¿Cómo puedes decir eso si no me has tenido nunca?”. Si ella no hubiera sido una mujer decidida, que había vivido ya lo suyo, no le habría contestado de esa forma. Naturalmente, él arriesgaba. “Te siento muchas noches y aunque no estás hago que estés”. El sorbo de café le permitió a la interlocutora disimular el gesto de estupor. También de admiración. Siempre había reconocido a los arrojados y más si lo eran con buenas maneras. Pero aquel superaba lo inesperado. Estuvo por preguntarle más. Cómo, cuánto, qué. Se limitó a ser irónica. “La noche es muy oscura. Tal vez veas a otra y creas que soy yo”, enredó. “Yo te veo con mucha claridad”, aseveró el hombre moviendo la cucharilla sobre los posos de la taza. Sintió la mujer que se movía de su posición. Que algo dentro de sí le incitaba a aproximarse, aunque no lo manifestó. “¿No quieres saber cómo exploro tu cuerpo?”, insistió él levantando la mirada. Ella pensó en la excusa. Que le iban a cerrar la biblioteca, que tenía que recoger un encargo, que no iba a llegar a tiempo a no se sabe dónde. Hubo un prolongado silencio de tanteo. “Más bien, ¿no será que me estés viendo en los posos del café?”, le rebatió por fin inclemente, tratando de zanjar aquella precipitación fabulosa del hombre. “Tal vez; en los posos se ve tanto y te evaporas de tal manera”, soltó ágil pero con cierta turbiedad la boca onírica del hombre. “Nos vemos a la medianoche en tu noche”, le citó ella para salir del paso. Ambos quedaron convocados para una situación invisible.
Sutil, delicado, elegante, ingenioso, sensual… una delicia leerte, dame.
ResponderEliminarCasi agotas los calificativos, Quelle. Me sonrojas.
EliminarPuede ser perfecto, como la telaraña del texto...
ResponderEliminarLaberíntico también, que es otra forma de telaraña donde se atrapan...
EliminarUn texto bastante intrigante. ¿Podrá suceder?
ResponderEliminarSaludos.
Por supuesto, pero la emoción acaso no está solo en que suceda, que también.
EliminarUna situación invisible pero con mucho morbo.
ResponderEliminarBesos^^
Eso, m.p., ya sabes que es a criterio o locura d ecada cual...
EliminarMe gusta esa cita en el sueño. Nadie puede afirmar que ella no aparezca....Beso
ResponderEliminarCierto, Vera. Nadie. Gracias.
Eliminarbien. Explorador valiente. Ahora que ella lo sabe, ¿será lo mismo?
ResponderEliminarGarriga, ya sabes que la fase "a posteriori" no siempre es como la anterior, pero por probar...
EliminarBellísimo e inquietante, querida amiga. Te molesta si te digo que me haces recordar a Borges?
ResponderEliminarBisous.
¿Borges? ¿Quién es Borges?
EliminarJaj.
Borges es sublime,Juan Antonio, lo da ladame son ocurrencias.
EliminarLas noches están llenas de citas invisibles como ésta.
ResponderEliminarExquisito, como un buen café.
Me alegra saber que otras personas también lo habéis comprobado. Humeante.
EliminarMe encanta!! Yo una vez tuve una cita así, pero él no apareció, se perdió por las oníricas calles que tenían amapolas en lugar de semáforos :)
ResponderEliminarBueno, Francesca, hay que coleccionar experiencias de todas clases, por mor de la misma vida.
EliminarPreciosa cita para no fallar. Saludos.
ResponderEliminarPor supuesto, Edmundo, aunque la mujer juegue doble en este caso.
EliminarAceptar ser citada en un sueño en que uno juega por los dos.
ResponderEliminarAceptar el juego de que quizá haya una cita a la que acudan los dos.
Y esa noche, quizá, ella invente una cita en la que jugara sola.
Buen cálculo de posibilidades. Otra cosa sería preguntarse sobre cuál sería el más frecuente, pero dejémoslo.
EliminarGracias por tu comentario, Jorge.
Text, aquest, molt més interessant i ben treballat que algunes situacions sense cap altra gràcia que la grolleria, exposades en pretensiosos blogs eròtics.
ResponderEliminarMe apunto tu comentario, para reflexionar sobre él en privado (siquiera por pudor) Sobre los blogs eróticos (pseudoeróticos) se podría hablar un rato. Mi opinión es que no dan en la clave ni en el fondo ni en la forma. Gracias por tu comentario, Olga. Un abrazo.
Eliminar¿Qué dirá la noche? Tan nombrada y visitada para convocar misterios. ¡Qué mejor forma de citarse en lo invisible que compartiendo oscuridad!
ResponderEliminarUn saludo. Excelente texto
Tú lo has dicho. La noche, patrona de los misterios (Particularmente pienso que ella se lleva la fama pero la lana se carda en otros espacios más inadvertidos)
EliminarGracias por parar aquí.
Mágico...
ResponderEliminarMe recordó a algo que escribí
http://elpesodelabrisa.blogspot.com.es/2010/05/vamos-guardar-en-la-memoria-la-noche.html
Preciosa tu entrada
donde las dimensiones pierden la dimensión...
Acaso las dimensiones no se exploran lo suficiente y he ahí que se presenta el lenguaje para paliar los límites...Gracias.
EliminarUn agrado leerte, saludos
ResponderEliminarBienvenida, puedes parar aquí cuando gustes. Saludos.
EliminarMe reconozco en tus textos! En este y en otros. Qué extraordinaria capacidad para describir (hermosa y sucintamente) las sutilezas de la vida! Te felicito!!
ResponderEliminarLos caminos por los que transitamos los humanos son tan análogos que no es difícil reconocerse en ellos, aunque esas sendas solo sean de palabras. Gracias.
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