(Fotografía de Herbert List)
Llega a una encrucijada de carreteras. Dos indicadores señalan en sentido opuesto dos poblaciones en ruinas. Una estuvo habitada por una cultura muy antigua. La otra aún humea. Una es de piedra, la otra de ladrillo. Ambas tuvieron un final a sangre y fuego. Luego supuraron olvido. Tiene que elegir entre una contemplación casi mística o la percepción de un testimonio más próximo a su tiempo. En cualquiera de ambas opciones le espera una metamorfosis. No existe viaje para él sin mirada que penetra en el tiempo. La tarde avanza y no se decide. El cielo se emboza en nubes negras. Quiere ver las dos páginas de la historia, pero va a caer pronto la noche y no toma ninguna dirección. Se limita a pasear nerviosamente unos metros arriba y abajo del cruce. No se distingue bien qué hay de anochecida y qué de tormenta oscureciendo el paisaje. Se refugia como puede bajo un cobertizo, indignado consigo mismo. Luego se queda dormido profundamente. Al amanecer, tirita. El sol ilumina tímidamente la tierra. Las señales del camino han desaparecido. El suelo está seco. Un pastor se acerca y le pregunta si le pasa algo. Le embarga la extrañeza. Él no recuerda qué hace allí. Pero sabe que llega de alguna parte.
Maravillosamente místico. Un abrazo.
ResponderEliminarPues hay más mística de la que crees en ese paraje realmente existente...Darío.
ResponderEliminarMe deja pensando...
ResponderEliminarEso está muy bien, Eva.
ResponderEliminarUnos cuantos símbolos aparecen en el texto: la encrucijada, los contrarios, el material constructivo, la metamorfosis, el contraste claridad-oscuridad, el sueño, el origen y el destino. Apetecibles, tratados como ráfagas. Gusta esa manera de dejarlos caer, sin apesadumbrar.
ResponderEliminarAlbar
Albar, es inevitable. Los textos deberían ser siempre constelaciones donde los símbolos representen y refuercen paralelamente el vigor de las palabras, que debe ser el de la mirada.
ResponderEliminarMe ha encantado este relato.
ResponderEliminarIgual que los demás que llevo leídos hasta ahora da mucho juego a la hora de interpretarlo. Brutal.
Te aseguro que sí que da juego, y la encrucijada esa de caminos existe.
Eliminar